sustento. Los que salen son luchadores, visionarios, hombres y mujeres (un gran porcentaje son jóvenes) que salen con la bendición de la iglesia (si es que la consiguen), bendición que consta prácticamente del conocido: «¡Dios te bendiga, estaremos orando por ti!». Al ausentarse de la ciudad, de los seres queridos y de su iglesia, sale a lo sumo con alguna ofrenda que la iglesia le brinda, más algunas otras que pudo recoger de amigos que simpatizan con su idea de hacer misiones. En el transcurso
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